expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

lunes, 21 de abril de 2014

¿Y tú a quién eliges?






Hoy escribo echando de menos tus labios.

   Porque solo soy sentido si te vuelvo a ver. Y te veré a la espera de fundirnos en un abrazo y ser solo uno; rabiar sin ti y quererte a rabiar. Qué paradoja, ¿no? Aquél día se dirigía a mí como la lluvia al suelo... tan directo, tan bonito, tan empapado de lágrimas deseando que le secase la sonrisa a besos. Y ahí se terminaron los 'pero', los 'y si...' y los 'nunca'. Nunca jamás volveré a decir 'nunca' a no ser que sea para separarme de ti, entonces sería la palabra más empleada. Por llenar de luz mi camino de estrellas, por ser tan tú que no dueles, porque te quiero, y porque esto va a seguir siendo así siempre, y nunca volveré a echarte de menos, porque sé que no te irás de mi lado.

No te miento cuando digo que estoy bien.

     Ando sin rumbo, con la brújula sin flechas y el corazón en un puño por si un día me da por escribir cada rincón de mí. Voy ganando fe en mi misma y no es posible que hasta una sonrisa pueda hacerme llorar, no, hoy no. Hoy las sonrisas van a ser por los que siguen, y por cada salto al vacío en ese vaso sin llenar. ¿Qué? Si no hay agua, no nado; y si la hay, no me pienso ahogar, es así de simple. Lo que viene por lo que se va, y ya iba siendo hora de desalojar espacio de mi mente en gente sin importancia que se cree importante. Basta ya de echar de menos cosas que sigo teniendo al lado, y basta de lloros por un futuro que es eso, futuro. Lo que tenga que venir, que venga, no pienso correr más. Huir cansa.