¿Escuchas mis latidos? Me baso en inventarte.

Puede que me gusten los astrónomos, esos locos amantes de las estrellas & su destello. & que me traten así, como tal & que siempre tienen su momento & cuando lo tienen, dibujan sonrisas hasta en invierno. También soy una enamorada de los bailarines, sí, esos que son capaces de llevarme hasta debajo de la lluvia & tras cada rosa, venderme un te quiero. ¿& por qué no los melómanos? Ser su musa & caminar lentamente, sin compás, sobre las teclas de su piano. Los poetas, para ser su  inspiración & que sus manchas de tinta sean cicatrices de amor causadas por los versos apagados & los besos encendidos. Deportistas, dos metros de amor que me haga levitar para darme un simple beso. ¿& los filósofos? Ser la teoría de lo típico, lo incoherente & lo vulgar. Fumadores & su batalla de miradas entre él & yo, prendiéndole fuego al cómodo silencio. Un arquitecto que cada vez que no lo entienda, me haga un croquis. Un rey, para ser su reina, pues en el ajedrez, el rey sin ella es inofensivo, dejando así su muerte como final. Un arqueólogo, de esos que se mueren por tus huesos. Un tonto sencillo que me conquiste por ser un intruso en mi imperfecto corazón de hojalata. Un astronauta, que me traiga un trocito de luna de uno de sus viajes por negocios. Un ecologista que guarde mis sabores de barras de labios & que una vez que me conozca, me desconozca para volver a conocerme. Un soldado que me envíe cartas cada vez que se vaya a alguna guerra & que vuelva siempre con vida, deseando verme para decirme lo mucho que me ha echado de menos & que me ama. Un dramático que haga obras de teatro sobre mis cambios de humor & me haga actriz principal de su escenario. Un punk que me bese mientras yo espero el mínimo roce de sus marcas dactilares sobre mi cara, para terminar de morir. ¿Escuchas mis latidos? Me baso en inventarte. Ese chico perfecto a mi manera, está claro que no existe.